Vivir en el corazón del bosque, concretamente en una de estas sorprendentes casas bio-miméticas, bien podría considerarse una de las formas más bonitas de reconciliarse con la naturaleza y sentir que formamos parte de ella, como así es en realidad. Son construcciones que no dañan el entorno y al mismo tiempo ofrecen comodidades que permiten una buena habitabilidad, similar o superior a la de cualquier otra vivienda.
Antony Gibbons, el arquitecto que las ha concebido y diseñado, demuestra tener una mente creativa muy al estilo de atrezos filmográficos como el de Avatar o el de El señor de los anillos, creando atmósferas de ensueño que no por ello dejan de tener una alta dosis de realidad.
Sólo hay que mirar hacia atrás, miles de años atrás, para reparar en que nuestros antepasados primates vivían en los árboles, y han sido precisamente aquellos primeros homínidos los que han servido de inspiración a Gibbons para crear estas casas que se confunden con el paisaje de un modo increíblemente ecológico. ¿Y por qué no volver a los árboles?
Un refugio o un apartamento
Muy distintas a las casas ecológicas que recuerdan a las casitas de los hobbits, enterradas o semi enterradas, esta vez las propuestas son todas de altura, literalmente. Treehouse Roost es uno de los modelos, compuesto por vainas o cápsulas adaptadas a la forma del árbol, concebidas como refugios para pernoctar hasta dos personas en cada una de ellas a las que se accede por una escalera de caracol y sobre las que reposan unos miradores.Arboles de San Pedro
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