Los árboles, los mineros y el sol

Opinion / ElTacudePapel
Los árboles, los mineros y el sol El tacú de papelDomingo, 10 de Octubre, 2010

En estos dos ultimos meses la noticia más difundida y comentada fue el rescate de los 33 mineros chilenos. Lo que ami me llamo la atención ese día, era que a pesar de ser de noche tenían que usar lentes oscuros, para protegerse de la luminosidad nocturna. Hoy desde Chile viene una interesante nota donde la falta de sol, los mineros y los árboles son unidos en una interesante prosa.

Los centros astronómicos más importantes del mundo han coincidido en que las ráfagas de la tormenta solar afectarán al planeta Tierra en pocos años más. Los efectos más notorios, fuera del alza de la temperatura, se reflejarán en el espectro de las comunicaciones al interferir con las señales de los satélites artificiales que circundan el globo terráqueo. Afectado el campo electromagnético, se supone que también habrá problemas en la medida que el ser humano depende de máquinas, equipos que requieren este tipo de energía. No es el fin del mundo, como dicen los agoreros de la mitología maya para el año 2012, pero las ráfagas solares se harán sentir con auténtica intensidad.
Vistas así las cosas, uno piensa que el Sol, la estrella más cercana hecha deidad por el ser humano, tiene características tenebrosas que recién estamos descubriendo. Aún así, no se puede negar su decisiva influencia en la aparición de la vida sobre el planeta. Vital para los árboles por ejemplo, y para la generación de la clorofila, que regula la vida vegetal. El Día del Arbol, sin embargo, ha pasado casi desapercibido. Este 2 de octubre no hubo reforestación, por ese asunto de la sequía. Cuanto más necesitamos árboles, el alza térmica provoca los incendios que los exterminan y la sequía nos impide regenerar los bosques. Sin árboles no hay lluvia, y sin árboles ni agua no hay vida. Así estamos.
Pero el Sol sigue siendo el astro generador de la vida. Lo necesitamos. Por eso el mundo comprende el drama de 33 hombres que han quedado sepultados a 700 metros de la superficie en una mina de Chile y que esperan ser rescatados pronto. Para ellos será un viaje fantasmagórico de la oscuridad a la luz. Será como un renacer que lescambiará la vida para siempre. Podrán sin embargo, comprender mejor las palabras del escritor francés Julio Verne, al relatar su obra Viaje al Centro de la Tierra. Pero como nunca, esos hombres hoy sepultados y de pronto rescatados sabrán que el Sol es algo único para el ser humano. Quizás después siembren un árbol, porque esa es la ley de la vida.
Los árboles de mi tierra se están acabando. Sistemáticamente gente sin escrúpulos y angurrientos de riqueza están matando la floresta. Mueren cada día los ajunao, almendrillo, almendro, amarillo, asaí, bibosi colorado, bitumbo, blanquillo, cambará, cedro, chepereque, coquino, cuchi, curupaú, cusi, cuta del monte, enchoque, gabetillo, guayabochi, el hoja de yuca, jichituriqui amarillo y colorado, lúcuma, majo, maní, mapajo, mara, marfil, matamata, momoqui, moradillo, mururé, ochoó, ojoso colorado, palo maría, paquío, paquicillo, quecho, roble, serebó, sirari, siringa, sujo, tajibo, tarara, tasa, toco colorado, verdolago, yesquero en variedades. Mueren calcinados o talados.
También son cada vez menos el gallito, toborochi, ocoró y otros árboles urbanos cuyos nombres los chicos de escuela ni los sospechan y menos los profesores se los enseñan. Se ha visto a gente que poda los árboles, como si quisieran librarse de ellos. La poda es tan brutal que sólo quedan tronco y ramas yertas. ¿Será ignorancia, será mala intención? Lo cierto es que los árboles merecen vivir y regenerarse. Sus brotes buscarán el sol, de la misma manera desesperada que treinta y tres mineros buscan encontrar la luz solar para saber definitivamente que sí están vivos. Y que volvieron a nacer, sin duda alguna.
Fernando Luis Arancibia Ulloa e-mail: farancibia@edadsa.com.bo

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