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viernes, 3 de abril de 2015

En vuelo libre por Caracas

En vuelo libre por Caracas


Llega el final de una nueva tarde caraqueña, y con ella contemplamos cientos de guacamayas extasiadas en vuelo libre, revoloteando y jugando, con su parloteo incompresible, surcando en forma majestuosa el cielo de la Gran Caracas.
Sobre esta metrópolis, enclavada en este hermoso valle, estas aves exóticas han hecho su nuevo hábitat, escogiendo como uno de sus principales nichos el Paseo de Los Próceres y Los Ilustres, pasando por el Parque Francisco de Miranda y otros espacios verdes del sureste de la ciudad, hasta llegar al eterno y vigilante protector, el Waraira Repano. Todo un espectáculo verlas en vuelo rasante abriéndose paso entre los grandes edificios, cuya presencia desde hace tiempo dejó de serles extraña.
Esto hay que interpretarlo literalmente, porque hoy su hábitat natural ya no es solamente el bosque tropical húmedo del Amazonas o el Delta del Orinoco. Es un fenómeno muy particular que ocurre en una ciudad que a pesar de su ruidoso y pesado tránsito y de ser una "selva de concreto" que se extiende y ocupa prácticamente todo el fondo del valle, es hoy el refugio más seguro que han conseguido estas aves para perpetuar su especie.
Cambiaron la palma de moriche por los espigados chaguaramos de Caracas, tal como lo hicieran, aunque por razones muy distintas, tantos compatriotas que migraron del campo venezolano desde la década del 50, abandonando sus tierras, su hábitat y hasta su familia, empujados por la más cruel pobreza y las expectativas de un futuro mejor.
Lamentablemente, lo que consiguieron fue engrosar los cordones de miseria y los ranchos de cartón. Para esos venezolanos fue mucho más difícil sobrevivir y adaptarse a esta vorágine que a nuestras aves del paraíso. Al igual que las guacamayas, los campesinos llegados a la ciudad fueron cautivos del capitalismo, de una sociedad que los rechazaba negándoles su integración para terminar convirtiéndolos en los "marginales" de la ciudad.
Gracias a la aparición del gigante Chávez muchas cosas han cambiado, y esos compatriotas que llegaron de tan lejos echaron sus raíces y hoy son protagonistas de la construcción de la nueva Venezuela socialista, solidaria y humanista; aquella que emerge justamente desde esos cerros "cubiertos de gente", pero con un verdadero rostro humano, que dejaron de ser invisibles para tener voz y poder ser escuchados como las guacamayas.

Valdría la pena preguntarnos, ¿y cómo llegaron las guacamayas a Caracas? ¿Por qué la ciudad es hoy es uno de sus refugios más importantes en el país? Lo que está claro es que no ha sido simplemente producto de un largo y tedioso vuelo y que por un asunto de azar las ha posado sobre este espacio, ya que no debemos olvidar que las guacamayas no son aves típicamente migratorias.
Lo más probable es que hayan llegado en una caja agujerada, en una jaula, una maleta, en un morral o cualquier otro contenedor de un nido expoliado de su lugar de origen, como mascotas o animales de exhibición, para formar parte de una familia de esas tantas que existen en nuestro país, o fuera de él, que aún se empeñan en tener enjaulado un animal que nació para ser libre.
Qué tristeza es verlas pasar repentinamente de su vuelo altivo y colorido a la pesadumbre y descolorido aspecto cuando se encuentran recluidas en una casa o apartamento, en una pequeña jaula que aprisiona sus alas casi sin permitirles moverse, y sometidas por inconsciencia o desconocimiento a interminables torturas lumínicas y sonoras que terminan deformando su cuerpo e incapacitándolas para volar.
No es sólo una cuestión de sensibilidad por la naturaleza; para el capitalismo todo es una mercancía. El tráfico y el comercio ilícito de especies ha sido una de las principales causas, junto a la pérdida de su hábitat, de la desaparición irreparable de muchas especies en el planeta.
Vale la pena recordar en este momento algunas de las especies de nuestra fauna autóctona que se encuentran en condición de riesgo, vulnerabilidad o en peligro de extinción. Me refiero al caimán del Orinoco, el caimán de la costa, la tortuga arrau, el oso frontino, el tucán, el cardenalito, los dantos y los venados caramerudos.
Gracias a Chávez muchos venezolanos tienen como un referente iconográfico y cultural al caimán del Elorza en el estado Apure, aquel que dentro de la cultura llanera llamaban "El Patrullero". Nuestro Comandante siempre nos relató esas vivencias o leyendas, que nos permitían acercarnos a esos mágicos parajes del llano venezolano y su fauna más característica.
"El Patrullero era un caimán 'cebao' en el paso del río Arauca que medía más de 12 metros", según él contaba, entre risas y picardía, que de manera inverosímil llegó a encontrarse varias veces con ese animal en los ríos Orinoco, Capanaparo, Cinaruco, Caño Caribe, Caño Guaritico y hasta en el Cojedes. Por fortuna siempre salió airoso de esos riesgosos y sorpresivos encuentros.
La razón fundamental para que hoy el caimán del Orinoco se encuentre en peligro de extinción es su piel, que fue altamente cotizada para elaboración de diversos productos que terminaron en lujosos comercios del mundo, exhibidos luego como exclusivas y costosas prendas de vestir para alimentar el ego de los más ricos.
Mejor suerte han corrido las guacamayas, que aunque llegaron a un lugar desconocido, lograron su libertad tal vez por el cansancio de sus cancerberos debido a su ruidoso trinar mañanero, o porque se escaparon en un descuido al abrir su jaula, o simplemente terminaron siendo dejadas en libertad.
Y sí, son de tierras lejanas, de la Amazonía; sus colores azul y amarillo así no los confirman (Ara ararauna). Las de estos lares y tierras más cercanas son de color rojo, azul y amarillo (Ara clhoreptera). Las primeras han llegado para quedarse, tanto es así, que han desplazado lentamente a las otras.
Seguramente numerosos serán los nidos que ya por esta época de inicios de año servirán para seguir reproduciendo la especie. Toda palma o chaguaramo que encuentren está siendo sigilosa y cuidadosamente preparado para que esa pareja inseparable en el tiempo saque sus crías adelante. Las guacamayas nacieron para vivir siempre al lado de la misma pareja. Ellas son gregarias y fieles a su pareja hasta la muerte. En trabajo compartido, desde la formación del nido, ven crecer a sus polluelos para que luego, como ellas, puedan salir a la vida a volar libres e independientes.

¿Cómo logran alimentarse en esta inmensa y a veces inhóspita ciudad? Es otra de las cosas en las que decidieron cambiar. Dejaron atrás al fruto del moriche y demás frutas del bosque para pasar a ser asiduas visitantes de balcones y ventanas que hoy están abiertas para ellas. Allí consiguen todo tipo de frutas, panes, arepas, galletas y hasta resto de exquisita comida que representa un verdadero manjar para ellas.
Son puntuales, y todos se enteran porque llegan con algarabía para luego regresar al vuelo que las lleva de un lado a otro de la ciudad, cruzando calles, avenidas y posándose indistintamente en árboles, postes, antenas o vallas de anuncios comerciales. También la ciudad les ofrece mangos, mamones, nísperos, frutos de palma y jabillos, entre otros.
Pasaron de estar confinadas en esos patios y balcones para ahora entrar por ellos y alimentarse libremente. Así lo han decidido muchos caraqueños y caraqueñas que hoy reciben a estas visitantes cada mañana, cada mediodía o incluso una que otra tarde. Hay que saludar y felicitar a todos los que hoy sin problema alguno reciben a este exótico visitante que ya no es un extraño. Es un amigo de la casa, a pesar de venir de lugares tan remotos. Gracias a la bondad de tantos, estará garantizada la vida de esta hermosa especie fuera de su medio natural, donde lamentablemente, hay que decirlo responsablemente, cada día está más amenazada.
Esta acción de los habitantes de la ciudad denota una conciencia conservacionista que también debemos poner en práctica frente a otros problemas ambientales. No olvidemos que la extinción de una especie es para siempre.
Si te animas a disfrutarlas, observarlas y escucharlas muy de cerca, date una vuelta entre las 5 y 6 de la tarde por el Paseo de Los Próceres, y allí, teniendo como fondo también ese par de monolitos que nos recuerdan el nombre de nuestros héroes nacionales y las batallas en las que participaron, podrás verlas en pleno vuelo con su canto desenfrenado de alegría, anunciando que se acerca el anochecer.

La foto de portada es de Carlos Palacios, tomada en Macaracuay, al este de Caracas.

Árboles de San Pedro

LA OSV Y LA EXPRESIÓN CULTURAL EN LA CREACIÓN DE UN ESPACIO VITAL PARA CARACAS



LA OSV Y LA EXPRESIÓN CULTURAL EN LA CREACIÓN DE UN ESPACIO VITAL PARA CARACAS

#85ANIVERSARIOOSV #Nuestra historia #ConchaAcústicadeBelloMonte
La Orquesta Sinfónica de Venezuela (OSV) cumple 85 años de actividad ininterrumpida. Pionera en el movimiento sinfónico nacional, producto de la ardua labor de músicos que lucharon por darle una continuidad en el tiempo. La Concha Acústica de Bello Monte, conocida como Anfiteatro José Ángel Lamas, está vinculada a la Orquesta Sinfónica de Venezuela desde su fundación hace 61 años y sigue siendo un lugar vital para la cultura y el esparcimiento capitalino. Aquí recordamos el día en que fue inaugurada, el 19 de marzo de 1954, durante los tiempos de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez, con un concierto de nuestra institución bajo la dirección del reconocido maestro alemán Wilhem Furtwängler y de nuestro querido Vicente Emilio Sojo.
concha acustica para osvConcierto Inaugural 19 de marzo de 1954 a cargo de la OSV
Evelyn Navas Abdulkadir. Prensa OSV. La Concha Acústica de Bello Monte fue conocida en sus primeros años bajo el nombre de Anfiteatro José Ángel Lamas, en honor a uno de los compositores venezolanos más prolíficos de la época colonial. Y su origen está vinculado –innegablemente- al nombre de nuestro prócer fundador de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, Pedro Antonio Ríos-Reyna, considerado también como uno de los promotores culturales más importantes del Siglo XX en nuestro país.
Su construcción fue en tiempo récord, en tan sólo 45 días. En su época fue un excelente teatro lírico al aire libre. El concierto inaugural estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la dirección del afamado maestro alemán Wilhem Furtwängler y del maestro Vicente Emilio Sojo, con un repertorio de magníficas obras de Lamas y Caro de Boesi interpretadas por el Orfeón Lamas, el viernes 19 de marzo de 1954 a las 9 p.m. Ese día se hacía honor al entonces Presidente de la República, Marcos Pérez Jiménez y a los miembros de la Décima Conferencia Interamericana.
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La presencia de Furtwängler en Caracas fue muy considerada todo un suceso en nuestro país. Era uno de los directores alemanes más destacados de su tiempo. Fue director de Staatskapelle de Berlín y de la Staatsoper Unter den Linden, donde fue sucesor de Richard Strauss y luego estuvo en la Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig, donde sucedió a Arthur Nikisch. También fue regente en la prestigiosa Orquesta Filarmónica de Berlín hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue reemplazado entre 1945 y 1952 por Sergiu Celibidache. Regresó en 1952  y permaneció hasta su muerte en 1954, cuando le sucede el recordado Herbert von Karajan. Aunque estuvo trabajando para el gobierno nazi, no estuvo de acuerdo con la política de ese régimen y por eso debió abandonar su cargo como director.
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El programa en la primera parte incluía O, María de José Ángel Lamas; Parce mihi, Dómine de José Antonio Caro de Boesi y Benedicta et Venerábilis de José Ángel Lamas, que fueron interpretadas por el Orfeón José Ángel Lamas –conocido también como Orfeón Primado de la República- y la Orquesta Sinfónica de Venezuela, bajo la dirección del maestro Vicente Emilio Sojo, según consta en los programas guardados en los archivos históricos de la OSV. En la segunda parte, luego del intermedio, la Orquesta Sinfónica de Venezuela, estaría bajo la batuta del director invitado, Wilhem Furtwängler. Las obras seleccionadas fueron: Concierto Grosso Op. 6 N°10 de Händel; el poema sinfónico Don Juan Op.20 de Richard Strauss y finalmente, Obertura “Tannhäuser” de Wagner.
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El maestro Furtwängler se quedó en Caracas unos días. El 19 de marzo de 1954 se realizó el primer concierto. El segundo concierto fue el 21 de marzo bajo la dirección única de Furtwängler  cuando se grabó un disco en vivo con la Orquesta Sinfónica de Venezuela desde la Concha Acústica de Bello Monte y el repertorio incluía las obras Don Juan de Strauss, Concerto Gross Op. 6 N°10 de Händel y la Sinfonía N° 1 Op. 68 de Brahms. Como grabación en vivo, un tesoro a la fecha, presenta las inevitables imperfecciones y la falta de balance entre los instrumentos.
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Grabación tomada en vivo del concierto en el Anfiteatro José Ángel Lamas
Del concierto inaugural, cabe mencionar una serie de detalles –hoy anecdóticos- que demuestran la naturaleza de los maestros fundadores Vicente Emilio Sojo, de gran carácter y rectitud y de Pedro Antonio Ríos-Reyna, como hábil conciliador. El maestro Felipe Izcaray, como amigo del maestro Sojo, recuerda los comentarios que se hicieron sobre ese concierto en particular: “Al estar presente el Presidente, había que iniciar el concierto con el Himno Nacional, cosa que el Maestro Vicente Emilio Sojo, director de la primera parte del evento, se negó a hacer. Decía con firmeza ‘Yo no le voy a rendir honores a ese sátrapa usurpador’. Después de mucha discusión y ‘negociación’, el himno fue dirigido por el Concertino, Pedro Antonio Ríos-Reyna y el concierto comenzó con una hora de retraso. Furtwängler no entendía nada. Esto me lo contó el Dr. Inocente Palacios, Presidente de la Fundación José Ángel Lamas y de la Urbanización Colinas de Bello Monte, pero el propio Maestro Sojo me lo expresó en una oportunidad. Pérez Jiménez respetaba mucho al Maestro y no le dio importancia al incidente, incluso me decía Palacios que se dio cuenta y sólo sonreía. Una vez condecoró a Sojo, pero el Maestro no fue al acto y Pérez Jiménez le mandó una batuta de oro en un estuche de terciopelo, que luego el maestro, narrado por él mismo, tiró al río Guaire”.
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 El maestro Ríos-Reyna durante la interpretación del Himno Nacional
1954 fue un año muy fructífero para la cultura en general en nuestra capital. Pedro Antonio Ríos-Reyna se lució como promotor cultural, el gran gestor y como director de orquesta en el I Festival de Música Latinoamericana realizado en el Anfiteatro José Ángel Lamas de Caracas. Estos festivales fueron emprendidos por Pedro Antonio Ríos-Reyna, Juan Bautista Plaza, Inocente Palacios, Simón Álvarez, Enrique de los Ríos y Alejo Carpentier. Las obras de compositores venezolanos como Antonio Lauro, Evencio Castellanos, Gonzalo Castellanos, Antonio Estévez, Inocente Carreño, Modesta Bor y tantos otros nombres de la música contemporánea de nuestro país, tuvieron alta exposición y gran recibimiento del público.
Ríos-Reyna fue el factor aglutinante de solistas y compositores participantes en ese magno evento histórico que marcó hito en la historia musical latinoamericana. Fue el principal entusiasta y colaborador del Dr. Inocente Palacios, el empresario que donó a la orquesta el terreno, para que luego se construyera en ese espacio la llamada ‘Concha Acústica de Bello Monte’, que no es otra que el ‘Anfiteatro José Ángel Lamas’, donde se realizó el festival. En 1957 se realizó el segundo festival.

Resistiendo el paso del tiempo
Desde su creación, la Concha Acústica de Bello Monte presentó un estilo único, original, todo un modelo de arte moderno. Fue ejecutada por el gobierno nacional en cooperación con la empresa Colinas de Bello Monte. Concebida como escenario para que la primera orquesta sinfónica profesional del país, la Orquesta Sinfónica de Venezuela, se luciera en espectáculos de gran factura y al alcance de un público que gustaba de las bellas artes, entre ellas, la música. Entre 1954 y 1983 la Orquesta Sinfónica Venezuela se presentó 51 veces en ese recinto.
Al haber sido diseñada por un especialista en Acústica como lo fue Julio César Volante, la Concha Acústica de Bello Monte tuvo y mantiene la particularidad de que no se necesita micrófonos ni equipos de amplificación. Así que en las presentaciones de Ópera o conciertos de música clásica, el público puede disfrutar del sonido natural emanado por las voces o los instrumentos musicales. La instalación suministra amplificación natural.
Durante el III Festival Latinoamericano de Música de Caracas (1966) hubo problemas con los ruidos aledaños. Durante uno de los conciertos de la Philadelphia Orchestra con Eugene Ormandy, se oía fuertemente la música de una conocida orquesta de baile que animaba una fiesta en el cercano Club Táchira, y hubo que negociar que la orquesta esperara un tiempo antes de comenzar el próximo set para poder culminar el concierto.
Durante los años 60, la Concha Acústica de Bello Monte fue escenario para eventos de gran corte popular, entre ellos se cuenta la realización de Miss Venezuela y las presentaciones del chileno Lucho Gatica y el Tenor Favorito de Venezuela, Alfredo Sadel, quienes acapararon a la afición totalmente.
En la década de los años 70 siguió siendo el lugar ideal para los grandes conciertos académicos y hasta recibió a Igor Stravinski dirigiendo a la OSV. En 1983, la OSV se muda al Teatro Teresa Carreño cuando le entregan la Sala Ríos Reyna como su sede permanente. En 1977, el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez ordena el rescate de sus instalaciones.
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Actualmente, la Concha Acústica de Colinas de Bello Monte, sirve como un espacio para la cultura local y es la sede de la Orquesta Sinfónica Municipal de Baruta. Con mucha frecuencia presenta conciertos, festivales, obras de teatro y múltiples eventos al aire libre. Los caraqueños cuentan con este hermoso anfiteatro concebido por Julio César Volante, arquitecto especialista en acústica, lugar para cuidar y preservar por sus extraordinarias características: acústica perfecta (creado en 1954 para la Orquesta Sinfónica de Venezuela), aforo de 8 mil espectadores y el sitio ideal para que hoy se disfruten del teatro, el cine, la música y hasta de actividades deportivas y recreativas de todo tipo, en sus instalaciones.

#TRIVIA85ANIVERSARIOOSV: Participen por premios leyendo nuestro blog sinfonicadevenezuela.com y respondiendo preguntas sobre la semblanza correspondiente. En esta oportunidad se trata de la Concha Acústica de Bello Monte. Actívense! Lean! Compartan! Sean parte de nuestra celebración aniversario. Aquí están las preguntas:
  • En qué año se inauguró la Concha Acústica de Bello Monte?
  • Quién fue el director invitado al concierto inaugural?
  • Qué prócer fundador de la OSV estuvo vinculado durante su construcción?
Puede enviar sus respuestas a redessociales@sinfonicadevenezuela.org. Los esperamos!
Fuentes consultadas: Maestro Felipe IZcaray, Archivo de la Orquesta Sinfónica de Venezuela e Investigación del Profesor José Bergher, cellista, Presidente de la Sociedad Orquesta Sinfónica Venezuela período 1986-1990.

Árboles de San Pedro

jueves, 2 de abril de 2015


  Ciudad sin árboles

Por Elizabeth Bello Expósito
Jueves, 02 Abril 2015
Mi ciudad, sus parques, se han quedado sin árboles. Los han talado los huracanes leñadores, los organismos encargados de velar por el ornato público y otros que parecen haberse ensañado especialmente con los más grandes, los casi centenarios, los que más sombra dan.
Las sierras, machetes me han dejado los parques sin verde, sin vida, sin oxígeno. Ahora cortaron varios de los más grande que había en el parque principal de la urbe, el Calixto García, dicen que porque enfermaron y talarlos de cuajo fue la primera solución al problema; sin pensar en que lo que vale un árbol.
Mi mamá dice que a mí no me gustan las plantas, porque muchas veces no le dedico el tiempo que merece a las plantas de casa; pero con ella, amante ferviente del verde, capaz de parar el carro en medio de un viaje interprovincial por una mata y que nos hacía notar todas y cada de las que veíamos en la carretera, aprendí también a adorar la vida que representa un árbol, la naturaleza, todo tipo de plantas y todo lo bello y bueno que con ellas viene.
Con ella aprendí que la buena calidad de vida y pureza del aire que respiramos se lo debemos en su mayoría a los árboles urbanos. ¿Se imaginan vivir en un lugar donde estos no existieran? Sería prácticamente inhabitable: el panorama se vería desolador, y ni hablar de la contaminación, causa de las enfermedades respiratorias.
Sí, ya sé que los árboles muy grandes rompen las aceras, dañan el tendido eléctrico; no obstante, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades, y para 2030, esta proporción aumentará al 60 por ciento según la ONU y los árboles, especialmente los ubicados en los entornos urbanos, resultan la mejor estrategia para que sus habitantes, o sea, nosotros, vivamos más y mejor, gracias a sus ventajas para el medio ambiente, la economía , la salud.
Los árboles, además de mejorar la calidad del aire con su aporte de oxígeno y humedad absorben y bloquean el ruido, de manera que reducen la contaminación acústica urbana. Los expertos también recuerdan sus efectos psicológicos positivos, al suavizar los grises entornos urbanos y proporcionar un carácter natural más agradable.
Por otro lado, proporcionan un ahorro de energía, puesto que refrescan el ambiente, de ahí que se reduce el uso de los sistemas de climatización. El incremento de un 10 por ciento en la cubierta de las copas de los árboles en las ciudades puede disminuir de 3 a 4°C en la temperatura ambiente, según datos recopilados en Reino Unido y dados a conocer por el PNUMA.
Igualmente, combaten el efecto invernadero de la atmósfera, ya que absorben el dióxido de carbono (CO2), el gas de efecto invernadero con mayor impacto en el cambio climático y a su vez ofrecen hogar y alimento para numerosas especies animales y vegetales, lo que significa protección a la biodiversidad.
La ciudad necesita de árboles, pero sembrarlos sin una adecuada selección de especies, planificación supone tener débiles, enfermos o que estropeen los propios parques, las aceras e incluso dañen el patrimonio.
Un territorio azucarero de la provincia, tras el paso del huracán Sandy perdió su tamarindo centenario. Los azotes arrancaron completamente el árbol bajo el cual se había tejido la historia de generaciones, bajo su sombra, en el medio del pequeño parque, se habían enamorado muchas parejas y jugado hijos y nietos. El pueblo lloró su pérdida como la de un hermano; porque este simbolizada el crecimiento de aquel pueblo y fue testigo de su acontecer.
Los árboles son como las sonrisas, cuesta poco darlos, regalarlos, pero en cambio nos devuelven vida. Ya lo decía José Martí, durante su paso por el planeta todo ser humano debía sembrar un árbol; a lo que agregaría, y preservar los ya sembrados.

Fuente:  http://www.ahora.cu/secciones/opinion/16953-ciudad-sin-arboles
Árboles de San Pedro