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jueves, 15 de agosto de 2013

Árboles para siempre


Árboles para siempre

EGLANTINA CANALES GUTIÉRREZ *
miércoles, 14 de agosto de 2013
Las reforestaciones son actos de fe, suponemos que el solo hecho de depositarlos en la tierra les permitirá crecer saludables, con el mejor de los desarrollos y sin causar ningún desperfecto en las instalaciones urbanas.
Veamos qué sucede en condiciones naturales; los árboles adultos producen gran cantidad de semillas, las cuales llegan al suelo transportadas por los animales, por el viento o simplemente por el efecto de la gravedad. De las miles de semillas producidas, algunas tendrán la posibilidad de llegar a un sitio donde las características del suelo les permitan germinar; después, si hay suficiente humedad --muy variable según la especie-- permanecerán vivas. ¡Hay algo importante! Muchas de ellas para germinar requieren de la ayuda de los animales, tienen que ser ingeridas, tratadas en el aparato digestivo y depositadas en el suelo.
Todo ese trabajo permite que sólo unas cuantas lleguen a ser plántulas, algunas lograrán crecer y muy pocas llegarán a ser un adulto. Por eso, un bosque es un conjunto de muchas oportunidades positivas, parece tan sencillo tener un bosque cuando lo vemos saludable y lleno de árboles adultos, simplificamos los eventos que le dan origen y quizá por eso nos parece común y sencillo.
Trasladamos esa percepción a la ciudad
y entonces nos parece muy sencillo que los árboles en el ambiente urbano se desarrollen sin ayuda de nadie, pero los resultados son nefastos muchas veces.
Los árboles en los ambientes urbanos generalmente son de especies consideradas como exóticas; es decir, que no son originarias de nuestro medio. Eso hace que sus requerimientos de agua, suelo, espacio no sean los que el espacio les pueda brindar.
Por otra parte, el clima se puede volver un factor limitante, las heladas esporádicas, pero a veces intensas, el calor del verano, no es lo que tienen en sus áreas de origen, pero seguimos usando esas especies con el costo de perderlas en cualquier invierno.
Por otra parte, los conocemos muy poco, los vemos de pequeños y no nos imaginamos su talla adulta, terminan llenando un espacio no destinado para ellos y causando daños en banquetas, paredes y tuberías, al final se recibe un mensaje solicitando la tala del individuo ¿De qué sirvió entonces el empeño reforestador?
La autoridad tiene la posibilidad de apoyar los buenos deseos de hermosear las ciudades usando árboles, buscando las especies más adecuadas, los diseños acordes a lo que se desea ver en el largo plazo y lo que realmente sirve en las condiciones de clima y suelo de cada ciudad. Ese trabajo no es para un día, pero ir creando una nueva cultura en la reforestación sí es una posibilidad real, mostrando nuevos esquemas y posibilidades, pueden entusiasmar a los que quieren una ciudad más verde a cambiar las especies que tradicionalmente usamos por algunas que poco conocemos.
Muchos de los árboles que tenemos en la ciudad tienen muchos años de vida, han sombreado parques y camellones durante decenios, no todos tienen las mejores condiciones, algunos están enfermos y necesitan nuestros cuidados para seguir vivos.
Entre ellos están los centenarios árboles de la Alameda Zaragoza que han sido parte de nuestra vida y de la vida de la ciudad sin pedir más que agua. Es momento de volver los ojos hacia arriba y ver sus ramas lastimadas, si creemos que la Alameda deba de vivir muchos más años que los más de 170 que ya tiene. Es momento de dedicarle tiempo y dinero, vale la pena. Yo como vecina del parque más hermoso de Coahuila les invito a recorrerla y pensar en que llegue a su segundo centenario llena de vida.
Arboles de San Pedro

sábado, 3 de agosto de 2013

Un collar de oro vegetal para Caracas

An excellent foo

Argelia Silva, adjunta a la Presidencia de la Fundación Instituto Botánico, impulsa un proyecto para cambiar el rostro de la ciudad 

Hace unos años, Argelia Silva Ríos, adjunta a la Presidencia de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela, se quedó pensando en una conversación que tuvo con el arquitecto Fruto Vivas en el parque Bararidas de Barquisimeto, en Lara: “Él decía que sería agradable bordear de árboles amarillos el Waraira Repano y la ciudad. Lo imaginé varias veces, hasta que me propuse elaborar el proyecto, colocarlo en el papel. Han pasado casi dos años desde que comenzamos a crearlo y ahora lo presentaremos a las autoridades capitalinas para su aprobación”.
Con el proyecto de arborización para Caracas –en honor al arquitecto Vivas, según Silva– se reforestará con miles de plantas amarillas la cuenca del río Anauco, en el Ávila, y zonas de la ciudad como San Bernardino, Cota Mil, San José de Cotiza y Candelaria, entre otras. “Además de cambiarle el rostro a la ciudad e intervenir la cuenca hidrográfica en el Waraira Repano, se persigue ganar espacios vegetales en Caracas”.    
El boceto, incluido en el proyecto, muestra un plano aéreo de Caracas intervenido con varias líneas amarillas en forma de un collar con fracturas. “No tiene la forma exacta del collar, pero se acerca. Queremos que pase por gran parte de la ciudad y concluya en el Jardín Botánico”.
Silva iba a ejercer su derecho de palabra ayer en la mañana en el Concejo Municipal de Libertador para presentarlo formalmente, pero la sesión fue diferida y espera asistir otra vez esta o la próxima semana. “Ya fue visto por la Comisión de Ambiente del concejo. Recibimos comentarios alentadores, pero necesitamos que se apruebe para contar con el financiamiento que permita la ejecución”, afirmó.
El proyecto ha contado con la asesoría de expertos de la Fundación Instituto Botánico de Venezuela. También ha participado el arquitecto Vladimir Vivas, el ecólogo Gustavo Monte y varias comunidades. “Buena parte de las especies serán reproducidas en el vivero principal  del Jardín Botánico de Caracas, donde actualmente se tienen más de 200 plántulas (plantas en desarrollo inicial, que cuentan con 2 o 4 pétalos) de araguaneyes”, explicó Silva.
Aunque se proponen más de 15 especies de árboles para crear el collar amarillo, el araguaney será el predominante. “Otras semillas serán procesadas en el recién creado Ecovivero Didáctico Marlene Peña en el Parque para La Vida, en San José de los Cujicitos, correspondiente a la cuenca del río Anauco, entre las parroquias de San José y Altagracia en Libertador”, agregó.

Beneficios La recuperación de la cuenca hidrográfica Anauco es uno de los principales objetivos de la propuesta. Al colocar el collar podría disminuir el impacto de las crecidas del río. “Se beneficiarían las comunidades aledañas. También se fortalecería la vegetación y los suelos”, indicó.
Con la propuesta se tiene la intención de reparar algunos daños causados por la construcción de viviendas y de vialidad. Destaca la propuesta de reforestar el área afectada por la construcción de la autopista Caracas-La Guaira. “Se esperaría que la obra concluyera para sembrar plantas, como parte del proyecto”, explicó Silva.
Otro aspecto establecido en el proyecto es la participación de los consejos comunales. “Ya se han incorporado algunos vecinos, pero necesitamos que se unan más, pues tratamos de ofrecer una mayor calidad a la ciudad en el futuro. También estamos abiertos a recibir apoyo de los expertos que deseen colocar ese collar de oro vegetal a Caracas”, concluyó.

Arboles de San Pedro